La leyenda del Caballo Verde [Entrega 27]


por GERARDO MUÑOZ LORENTE                    
LA EXPULSIÓN DE LOS MORISCOS EN LA PROVINCIA DE ALICANTE (XXVII)

Contaba la tradición que la sierra tenía forma de una silla de montar porque siglos antes, luchando contra el ejército del Rey Don Jaime, allí había caído un gigante guerrero.

El cuadro titulado Rebelión de los moriscos en la sierra de Laguar, que forma parte de la colección que Bancaja posee sobre la expulsión de 1609, fue pintado por Jerónimo Espinosa en 1613.

El lienzo, que abarca una panorámica desde Castell de Castells (izquierda) hasta Denia (derecha), ocupando el centro el Valle de Laguar, representa las diferentes fases del ataque que dirigió Agustín Mejía contra los moriscos rebeldes que estaban en dicho valle. Abajo está representado el propio Mejía, al mando del Tercio de Nápoles, cerca de "Benixembla". A la derecha, al otro lado del "barranco de Bellafi [Malafi]", está Murla, ocupada por la tropa dirigida por Sancho de Luna.

A la izquierda, en segundo término, está situado el "llano de Petracos", desde donde ascienden los soldados hacia los pueblos del valle: "Campel, Alfeche y Benimaurell". Un poco más arriba se señala el lugar donde fue muerto Mellini y, hacia la derecha, al otro lado de la sierra, "el llano de Gargas donde los Moros formaron su campo". En medio del cuadro, a la derecha y bordeado por el "barranco del Infierno", está representado el "castillo de las Azabaras"; y en la parte más alta y rocosa, más grande que el anterior, está el "castillo de Pop", último refugio de los moriscos.

Jesús Villalmanzo Cameno, comentando este cuadro, hace notar que "la fuente cercana a Benichembla que aparece en el óleo y que tanto influyó a la hora de la capitulación de los rebeldes, puede ser identificada como la Font de Vernissa. Pero en realidad no fue esta fuente la ocupada por los cristianos y a la que aluden las crónicas, sino la Font del Penyó, situada en otro lugar más apartado del camino que unía los núcleos de población".

No parece muy acertado Villalmanzo al señalar esta inexactitud. Todo el cuadro está basado en la crónica de Gaspar Escolano (publicado un año antes y cuyas citas salpican el mismo), y en ella dice que "baxavan los Moros a la fuente de Verniza y a otras", siendo en varias de ellas, como sabemos, donde los moriscos eran emboscados por los soldados. La Font del Penyó, en efecto, está más cerca del último refugio morisco, el tercer peñón, pero no sólo en ella fueron atacados los rebeldes cuando bajaban de noche a buscar agua desesperadamente.

Sin embargo, sí que se aprecian otras inexactitudes en el lienzo de Espinosa, copiadas de Escolano. Por ejemplo, el lugar donde murió Mellini no fue el indicado por el cronista y representado en el óleo: durante el asalto de los Tercios al Caballo Verde desde el llano de Petracos; sino que fue muerto dentro del valle, a los pies del tercer peñón, cuando trataba de defender a los niños y mujeres que estaban siendo masacrados mientras huían.

Si bien el error más llamativo del cuadro es la representación del castillo de Pop (tal como vimos anteriormente), copiado también de Escolano y no sólo por el pintor, sino por todos los historiadores desde hace cuatrocientos años.



SOFOCADA LA REBELIÓN  EN MUELA DE CORTES
El resultado de la batalla de Petracos no tardó en ser conocido por los moriscos rebeldes que se hallaban en la Muela de Cortes, asediados también por el ejército y las milicias efectivas del centro y norte del reino.

Tal noticia quebró la endeble moral de los moriscos, que terminaron rindiéndose, aunque también aquí huyó el caudillo, Turigi, junto con 150 de sus compañeros.

Tres mil moriscos hambrientos y desarrapados fueron llevados de Cortes a Játiva y de allí al Grao de Valencia, adonde llegaron el 4 de diciembre de 1609 para ser embarcados. Cinco días después, el 9 de diciembre, llegaba Vicente Turigi a Valencia montado en un asno. Había logrado cruzar el Júcar, pero dos días antes había sido apresado en una cueva y conducido a Carlet. Una semana más tarde, el día 16, fue ahorcado y degollado, exhibiéndose su cabeza en la antigua puerta de San Vicente.

MÁS CELEBRACIONES
Unos días antes de ser ejecutado Turigi, "el 8 de diciembre, día de la Concepción, se canta Tedeum con mucho gozo por ser concluida ya la embarcación y expulsion total de los moros de todo el Reyno, asistiendo de Pontifical el Patriarca, el Virrey y Jurados. Hay mucha música", nos informa Diago.

Dos meses después, el domingo 7 de febrero de 1610, salía a las tres de la tarde de la catedral valenciana la primera procesión que conmemoraba la expulsión de los moriscos del antiguo reino de Valencia. Una procesión que pasó luego a celebrarse, como sabemos, el día 21 de noviembre, festividad de la Presentación de la Virgen y aniversario de la batalla de Petracos.

MILAGROS, TESOROS  Y OTRAS LEYENDAS
Existen varias leyendas que tienen como cuna la rebelión morisca en el Valle de Laguar. Probablemente, la más conocida hoy en día es la del Caballo Verde.

Escolano cuenta que los moriscos que se refugiaron en el Valle de Laguar estaban "engañados de dos Alfaquíes, que entre muchos reverenciavan que se dezian Pollopi y Borom, los quales les havian dado a entender que los Christianos no havian de poder entrar en el valle de Alahuar, y que en llegando a el cegarian y le perderian de vista, y que aunque les tirassen arcabuzazos, no les havian de empecer". Por desgracia para ellos, el valle no se hizo invisible ante la mirada de las tropas del general Mejía. A pesar de ello, uno de aquellos alfaquíes (probablemente el otro ya había muerto) insistió en la magia que poseía el lugar cuando las tropas irrumpieron en el valle a sangre y fuego: "dieron mas credito al Alfaquí que les dixo que los havia de amparar en su levantamiento un cavallo verde, y no entendiendo que se dezia por la sierra de Pop, cuyas dos puntas con lo que está en medio tienen figura de una silla de cavallo y es verde por ser monte, creyendo que avia de aparecer un cavallo verde que milagrosamente los havia de liberar, se subieron a la montaña rotos y desbalijados".

Contaba la leyenda morisca que la sierra se hallaba hundida porque, siglos antes, luchando contra el ejército del rey don Jaime, un gigante y poderoso guerrero llamado Alfatami había caído allí con su caballo de color verde, quedando ambos sepultados. Pero que, llegado el momento, guerrero y corcel resucitarían para defender a los moriscos de los cristianos, si éstos se atrevían a volver a invadir el valle.

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